domingo, 7 de febrero de 2016

“La soledad es un tema político”

Entrevista a Joao Gilberto Noll

Personajes solitarios, escindidos del mundo, que transmiten una inadecuación radical, y cuya identidad parece disolverse paulatinamente. Seres que atraviesan escenarios contemporáneos, ciudades cosmopolitas como Londres o Boston, en un estado de profundo extrañamiento, que transitan el borde difuso de la irrealidad, el delirio o la amnesia. Estos son los personajes que habitan las novelas del Joao Gilberto Noll, uno de los escritores brasileños más reconocidos del momento, que por estos días participa del III Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (FILBA). Comparado con frecuencia con Beckett y Camus, Noll hace una crítica profunda de la sociedad globalizada y carente de utopías del siglo XXI partiendo del desasosiego existencial de su personaje.
De aspecto tímido, con un gesto reconcentrado ante cada respuesta, Noll afirma que el origen de su literatura es íntimo y compulsivo. “Escribo a partir de mi inconsciente. Para mí, el mundo interior es más desarrollado que el mundo externo. Escribo para dar drenaje a ese mundo, para no enloquecer. La literatura es una forma de salvación personal. Y esto confluye, creo, con las cuestiones del mundo actual.”
-         Ese personaje errante, en viaje, que va perdiendo su identidad, tiene mucho que ver con las migraciones, con la desterritorialización del mundo globalizado. ¿Es allí donde ve el nexo con lo contemporáneo?
-         Sí, es una búsqueda insana de alguna cosa que mi personaje no consigue nombrar. Creo que coincide con un escenario de la época: cuando yo comencé a escribir, en los 80, el mundo se vaciaba de utopías. Mi personaje va en busca de algo que pueda sustituir la pérdida de ese vacío. No lo encuentra, porque es un hombre solitario. Generalmente no tiene nombre, es un ser vaciado de identidad. Yo viví una adolescencia muy difícil, bastante antisocial, lo que escribo no es una autobiografía pero este hombre habita en mí. Lo mueve un deseo profundo de contemplación en un mundo donde la acción productiva es la norma. Su drama está allí, en la imposibilidad de contemplación. La novela es la búsqueda de algo que pueda trascender la mediocridad de lo cotidiano. La literatura es una forma de resistir.
-         - Este hombre, que se va desligando de todas las marcas sociales de su identidad, sin embargo parece encontrar algo que tiene que ver con el cuerpo.
-         Para los personajes que viven dentro de este límite, el cuerpo es lo único que puede referenciar la vida, su resistencia. El cuerpo es una cosa vital para esos hombres destituidos. Son un lamento mis libros. Un convite para que el hombre pueda pensar en una nueva dimensión de la realidad menos funcional y más humana.
-         Sin embargo, aunque hay sufrimiento, también se percibe una mirada crítica y a veces algo de humor, el absurdo.
-         Para mí este absurdo es algo posterior. No pienso que soy un escritor del sarcasmo porque el contenido dramático es muy fuerte pero cuando me releo encuentro un humor nada fino, nada británico, un humor grotesco.
-         Usted ha hablado de su interés por Ernesto Sábato y ahora veo cierta relación con sus ideas más que con su literatura.
-         No me gusta mucho la ficción de Sábato, sino un libro de ensayos: “El escritor y sus fantasmas”. Crecí en los 60 y 70, fui un chico marxista, y este libro de Sabato me liberó un poco del sentimiento culpable por querer hablar en la literatura de las cosas existenciales, de la soledad. Yo pienso que la soledad es un tema político. La literatura para mí es señalar la crisis, es decir: el mundo podría ser mejor.
-         En ese personaje suyo también hay un deseo de transformación, de devenir otro; la temática “trans” también es muy contemporánea.
-         Sí, hay un deseo profundo de ser otro, está fatigado de sí mismo, con certeza. La literatura somatiza las cuestiones de la contemporaneidad. La sociedad ofrece esta posibilidad de ser otro a través de cirugías plásticas, tantas cosas. Muchas veces para criticar en la literatura existe una atracción perversa por el objeto de crítica, como este deseo de ser otro, el propio personaje está contagiado de ese deseo. La literatura es perversión.
-         No es cerebral.
-         Yo no soy un escritor cerebral, sino pulsional. No escribo siguiendo ideas preexistentes.
-         ¿Cómo empieza a escribir un texto?
-         Empiezo un poco como un ciego, no sé sobre qué quiero escribir, es el propio lenguaje el que me guía. El lenguaje tiene una fuerza estructurante para llegar al tema.
-         ¿Qué escritores brasileños siente más afines? ¿Y argentinos?
-         Clarice Lispector, me gusta mucho esta mezcla entre poesía y prosa. El ritmo, la materialidad de la lengua es importante para mí. La renovación de la prosa viene de su posibilidad poética. Y de los argentinos, Cortazar, como cuentista tuvo una influencia importante en mi formación.
-         De los escritores contemporáneos, ¿cuáles le interesan?
-         El austríaco Thomas Bernhard, su virulencia, su vehemencia anárquica, me encantan. Yo soy más pacifista, pero me gusta su visión del mundo, es completamente refractario a la realidad. Yo no soy así, mi personaje tiene una ira pero está sediento de un momento de comunión con los otros. Y de los escritores más jóvenes, me gusta mucho Daniel Galera y Marcelino Freire. Hay un movimiento literario muy fuerte en Brasil actualmente.
-         En su página web se ven muchas tesis escritas sobre sus textos, ¿qué siente al leerlas?
-         Me siento muy bien, es la trascendencia de la soledad del trabajo literario.
-         ¿Y el Filba, qué significa para usted que ha escrito sobre la soledad del intelectual en un territorio ajeno?

-         Es muy alentador participar de un evento representando a mi país. Veo que vale la pena, porque el escritor trabaja para llegar al otro. Ahí está la resistencia, el escritor puede llegar al otro, puede haber un aporte. Yo no escribo como un acto solipsista.

Alejandra Rodríguez Ballester

publicada en Clarín el 15/9/11, en versión más breve, título: "La literatura busca trascender la mediocridad de lo cotidiano"

No hay comentarios:

Publicar un comentario