Antonio Di Benedetto, un escritor redescubierto por los
lenguajes del cine y la historieta
Alejandra Rodríguez Ballester
Uno de los pocos escritores en lengua española del siglo XX
con un estilo propio. Así definía Juan José Saer a Antonio Di Benedetto, y se preguntaba
por qué el reconocimiento le llegaba tarde y a cuentagotas. Autor de Zama,
su novela más perfecta, en 1956, traducida a varias lenguas y premiada en la
Argentina y en el exterior, Di Benedetto condensó en su literatura el conflicto
de profundidad filosófica –muy cerca del existencialismo- con un trabajo
intenso de renovación de la lengua y de la narrativa. Mientras que algunos de sus
cuentos –Mundo animal, El pentágono- abordan lo fantástico y se los consideró
emparentados con el objetivismo francés, en Zama, el drama de la espera es individual
y existencial, a la vez que traduce de manera trágica el destino sudamericano.
En 1976, el mismo día del golpe, Di Benedetto fue detenido y
encarcelado durante un año por la Junta Militar. Durante su cautiverio, a pesar
de la censura de sus carceleros que le prohibían escribir ficción, enviaba
relatos, camuflados en una letra microscópica, dentro de sus cartas. Uno de
esos relatos –luego publicados bajo el título de Absurdos- es Aballay,
que acaba de ser llevado al cine por Fernando Spiner y también mereció una
versión en historieta, por parte de Cristian Mallea. El cuento original de Di
Benedetto, el guión de la película por Spiner, Javier Diment y Santiago Hadida
y la versión del relato en cómic acaban de ser publicados por la editorial
Adriana Hidalgo bajo el título de Aballay.
Según la crítica literaria Jimena Néspolo (Ejercicios
de pudor), la experiencia en las cárceles de la dictadura generó en el
escritor “una ética de la culpabilidad y del absurdo” que es el corazón de este
relato. Porque Aballay es un gaucho místico, un malevo culpable y culposo, que
no puede olvidar la mirada de un chico al que le mató al padre en sus andanzas
de bandolero. Y después de escuchar el sermón de un cura de pueblo sobre la
penitencia de los estilitas, que trepaban a los pilares para estar cerca de Dios
y lejos de la tierra donde habían pecado, decide subir a su caballo y no bajar nunca
más, para pagar, así, de alguna manera,
su deuda.
“Me impactó mucho cómo en un hombre de hace un siglo y medio
impacta un relato bíblico milenario y cómo eso me impacta a mí doscientos años
después. Esto tiene que ver con ese
núcleo de la cultura judeocristiana que es la culpa”, cuenta Fernando
Spiner, quien a partir de tomar contacto
con este relato decide hacer una película que recién logró concretar luego de veinte
años. La espera –tan dibenedettiana, por cierto- y la obsesión con Aballay tuvieron mejor suerte en el
caso del film de Spiner, que el intento inconcluso y mítico de Nicolás Sarquis
de filmar Zama. Recurrente el
interés que despierta Di Benedetto en los cineastas –Juan Villegas estrenó Los suicidas, hace seis años-, algo que
Spiner explica por la profundidad del conflicto que vive el personaje y también
por las paradojas que el relato construye. Ese gaucho que se condena a vagar
excéntricamente sobre su caballo termina por ser considerado un santo.
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¿Cómo se transforma un relato tan lacónico y
existencialista en un western?
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Este podría haber sido, también un film al estilo
iraní, que va al fondo del personaje solo introduciéndose en su propio universo
pero creo que esta potencia se conserva, aun siendo una película de acción y
aventuras. El conflicto filosófico tiene una potencia popular mucho más grande.
Nuestra jugada más destacable fue recorrer el segundo acto con ese chico al que
Aballay le mata al padre, en el rol de vengador. Ese niño, cruzado por la
violencia, cuando se decide a llevar adelante su venganza se encuentra con que
el asesino es un santo.
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¿Qué queda de la palabra de Di Benedetto en la
película?
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Mucho. El duelo final es textual. Y hay escenas,
como el diálogo con el cura sobre los estilitas o el delirio místico de
Aballay, que están muy cerca del cuento. Pero el guión construye otro mundo, aunque
el corazón del relato de Di Benedetto está en la película.
El libro publicado por Adriana
Hidalgo –una editorial que tiene como proyecto la reedición de toda la obra de
Di Benedetto- narra también las
circunstancias de la filmación en Amaicha del Valle e incluye la historieta de
Mallea con guión de Spiner, Diment y Hadida. Esta historieta tuvo un rol
importante en los intentos de encontrar productor para el film. Fue la base de
un “animatic” que puede verse en you tube, y en el que Spiner volcó todo el
trabajo de exploración realizado para el film. Distintos lenguajes para
acercarse a la obra de un escritor que estuvo muy cerca del cine desde su
trabajo periodístico como crítico del diario Los Andes y que pueden llevar a
redescubrir la literatura sutil y poderosa de uno de los más grandes escritores
argentinos.
(Nunca publicada en el diario Clarín)
(Nunca publicada en el diario Clarín)
FICHA DEL LIBRO
Aballay
Antonio Di Benedetto
Incluye el guion cinematográfico de Fernando Spiner y la
historieta deCristian Mallea.
Adriana Hidalgo
158 págs.(
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